ELEMENTOS PARA TOMAR EN CUENTA DURANTE LA COBERTURA PERIODÍSTICA1



→ UN DELITO

No hablar de “prostitución infantil” cuando se trata de niños, niñas y adolescentes explotados sexualmente.

El término “prostitución” hace referencia a personas adultas que de manera voluntaria intercambian sexo por dinero. No se puede cargar esa responsabilidad a niños o niñas, quienes, si son víctimas de esa situación, no están en condiciones de

haberla elegido libremente, sino que generalmente son usados por adultos que se aprovechan de su vulnerabilidad para su provecho personal y están cometiendo un delito pasible de sanciones.

Se sugiere: “explotación sexual comercial infantil” o “explotación sexual comercial de niños o niñas”.



→ LAS VÍCTIMAS

Evitar expresiones que revictimicen o refuercen mitos o estereotipos que sólo contribuyen a legitimar conceptos obsoletos, negativos o inexactos.

Por ejemplo, evitar “menores que se prostituyen” porque se apoya en la idea errada de que los niños venden un servicio, cuando en realidad están siendo víctimas de un delito. Además, la palabra “menor” tiene una carga negativa y es usada frecuentemente para dividir a la infancia en dos categorías: los menores y los niños.

Los niños y niñas víctimas de este delito no son “menores”, son personas que fueron abusadas y engañadas por adultos manipuladores. Es necesario presentarlas como sujetos con derechos y no sólo como víctimas de un hecho de violencia.

Se sugiere: “niños víctima de explotación sexual comercial infantil”, “víctimas de violencia sexual”, “niños violentados”.



→ LOS VICTIMARIOS

La explotación sexual comercial de niños es un delito, no un servicio ni una práctica aceptable.
Las personas acusadas de lucrar con esta actividad ilícita no deben llamarse “intermediarios” sino “presunto proxeneta”, “presunto delincuente”, “presunto explotador sexual”.

Tampoco es correcto denominar como “cliente” a las personas acusadas de cometer este delito, es preferible mencionarlos como “presunto violador”, “presunto abusador”, “presunto delincuente”.



→ IDENTIDAD

No identificar con el nombre ni con ningún otro dato que pueda revelar la identidad de una persona que haya sido víctima de maltrato o explotación cuando era niña, ya que puede poner su vida en peligro. La restricción de resguardar la intimidad de los jóvenes victimas no se limita a la difusión de sus nombres.

Por ejemplo, es importante que si se realizan entrevistas a familiares o testigos, éstos tampoco sean identificados.

Un recurso es usar nombres de fantasía y evitar los detalles innecesarios con informaciones personales.



→ IMAGEN

Mostrar la imagen de un niño o niña víctima de estos delitos daña su dignidad y afecta su integridad física, además de ocasionarle secuelas a futuro que pueden ser imborrables. Distorsionar su rostro o poner una franja en los ojos muchas veces no evita que reconozcan a ese niño o niña.

Evitar ilustrar la nota periodística con imágenes que tengan connotaciones sexuales o que den la impresión de que, de algún modo, el chico/a ha consentido tal situación.

Se sugiere mostrar niños de espaldas, sombras, a contraluz o detalles (manos, pies, objetos).



→ LA LEY Y LAS POLÍTICAS

Buscar y difundir la legislación (Convención sobre los Derechos del Niño, Código de la Niñez y la Adolescencia)

al abordar las políticas públicas existentes para el combate de la Explotación Sexual.



→ SERVICIOS

La difusión de este tipo de delitos y la reparación que puede dar la justicia puede movilizar a víctimas de situaciones similares a denunciar sus casos.

Es importante divulgar datos sobre lugares donde recurrir para realizar una denuncia y para pedir ayuda, así como informar acerca de servicios, programas y recursos públicos y privados que aborden esta problemática.



→ DETALLES

No ponderar ni insistir en los detalles morbosos de los hechos. La violencia no es sinónimo de espectáculo. Ponderar el aspecto más morboso de estas situaciones puede revictimizar a las víctimas de violencia.

Además no contribuye a la comprensión del tema y puede generar temor y desconfianza entre otros niños, niñas y adolescentes víctimas de abusos que todavía no han hecho la denuncia.



→ FUENTES CALIFICADAS

Es importante recurrir a la opinión de especialistas en psicología, sociología, salud y educación capaces de analizar el contexto de la violencia sexual hacia niños, niñas y adolescentes.

Consultar a maestros y educadores presentes diariamente en la vida de los niños y capaces de realizar acciones de prevención de la violencia sexual.



→ SEGUIMIENTO

Para que la sociedad pueda comprender que esta problemática trasciende el ámbito privado y el marco de relaciones interpersonales, aunque en él se exprese, la prensa puede contribuir realizando un seguimiento, después de la

noticia, de las denuncias o arrestos de abusadores y explotadores sexuales para informar también los resultados.

Profundizar en la cobertura el abordaje de los procedimientos jurídicos y la atención psicológica-social de niños, niñas y adolescentes víctimas.



→ SIN JUSTIFICACIÓN

La violencia hacia niños, niñas y adolescentes no tiene justificación de ningún tipo. No hay nada que niños, niñas y adolescentes puedan hacer que justifiquen la respuesta violenta.

La violencia no se trata de un hecho puntual o aislado. Se sustenta en razones culturales y sociales que la sostienen y en profundos desequilibrios de poder



→ PREGUNTARSE:

A la hora de informar sobre situaciones en las que niños, niñas y adolescentes estén involucrados es importante preguntarse:

¿Qué pasará el día después que ese niño/a deje de ser noticia? ¿Cómo lo haría si fuera una persona querida?



1 - Un desarrollo profundizado sobre recomendaciones para el abordaje periodístico en temas que involucren niños, niñas y adolescentes puede encontrarse en "Guía Periodismo de calidad para la cobertura y promoción de los derechos de niños, niñas y adolescentes"
UNICEF, UCUDAL, Voz y Vos, dic. 2012; http://www.vozyvos.org.uy/index.php/biblio/category/18-periodismo

Leer GLOSARIO sobre Violencia hacia niños, niñas y adolescentes