De unos años a esta parte, la publicidad ha puesto el foco en los niños. Y los productos alimenticios no han sido la excepción. La oferta se ha multiplicado y los mensajes apuntan directamente -sin esperar una intermediación adulta-, al público infantil.
“Los niños hoy toman decisiones que en otras épocas no tomaban, eso ha llevado a que las empresas y el mercado ofrezcan variedades pensadas específicamente para ellos”, explicó la publicista Patricia Lussich, presidenta de la Asociación Uruguaya de Agencias de Publicidad.
La cuestión es determinar cómo son presentados a los niños, alimentos que no siempre son los más saludables. Para el semiólogo Fernando Rius, se apunta a “construir un objeto de deseo” en la figura del producto que se pretende vender. Así, se priorizan mensajes que no tienen que ver con lo estrictamente alimenticio. “Muchas veces las hamburguesas u otro tipo de productos se asocian con otras cosas que no necesariamente son productos de la cadena, sino que son juguetes u otros atractivos que sirven para captar más rápidamente el deseo”, sostuvo Rius.
“El niño se siente especialmente seducido por el universo de los juguetes, y como una especie de caballo de Troya el juguete lleva la hamburguesa adentro”, sentenció.