Iara Silva y Belén González son dos adolescentes de 14 años que fueron víctimas de bullying en su centro educativo -el Liceo Nº55-. Además sufrieron el suicidio de una compañera de clase por la misma causa.
Estos sucesos las llevaron a organizar talleres sobre el tema junto con uno de los docentes del centro educativo y crear un grupo de apoyo e información en la red social Facebook, que ya tiene 3000 seguidores.
“Un compañero me empezó a decir pelo de esponja, todos se rieron mucho y cuando salí al patio también; le conté a una de las maestras pero sólo les dijo que no me molestaran”, cuenta Iara. “No entendía, por qué a mí, si no les había hecho nada”, recuerda.
La psicóloga Gabriela Albónico, especialista en el tema, explicó que el bullying revela una lucha por establecer quién manda en un grupo. Tanto víctimas como agresores tienen dificultades para socializar con el resto. En el caso de los agresores, señala, encuentran la forma de encajar a partir de la humillación al otro. La tercera pata del problema, imprescindible según la especialista, es la presencia de espectadores. “El que se burla de otro y tiene un público que lo acepta, siente que encontró un lugar en el grupo”, explica.
Iara y Belén cuentan que a partir de las charlas, sus compañeros de clase dejaron de llamarse con apodos y molestarse entre ellos. Rodolfo Schultze, el profesor que las ayuda con los talleres señala que incluso “mejoró el rendimiento académico de los estudiantes”.
Sobre la página en Facebook, explican que mantienen intercambios con adolescentes de Argentina, Colombia e Inglaterra, entre otros países, y que varios de los jóvenes con quienes entraron en contacto dicen “sentirse mejor consigo mismo y adquirieron valor para decirles a los otros qué les molesta”.
Albónico sostiene que el bullying “no lo deben resolver los jóvenes solos” y reclamó “planes de convivencia” en los liceos y la existencia de un “protocolo específico” que sancione el bullying a nivel social e institucional.
Schultze, en tanto, criticó que haya “pocos espacios” para abordar el tema, aun cuando “muchas vidas están lastimadas por el bullying”. El profesor entiende que sus colegas “deberían prestar más oído” al problema. “Me parece alarmante que algunos piensen que sólo tienen que dar clase. La formación humana tiene que estar adentro del salón de clase y parece que los docentes no hubiéramos aprendido eso”, concluye.