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Buscar la estabilidad

La Escuela Nº204, de Montevideo, está integrada únicamente por alumnos con problemas de conducta. Llegan allí derivados de otros centros educativos, luego que un equipo pedagógico determina que no tienen las habilidades sociales básicas para relacionarse con alumnos y docentes.

Se trata, en muchos casos, de niños muy inteligentes,  pero con diferentes patologías que los tornan violentos. Varios necesitan atención psiquiátrica y viven tanto en dependencias del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, como en hogares donde han sido víctimas de violencia, abandono, o cuyos padres presentan problemas de consumo de alcohol y drogas. Actualmente, la Escuela Nº204 tiene unos 50 alumnos.

El objetivo de la Administración Nacional de Educación Pública, es evitar que se desvinculen del sistema educativo. Por ello, el programa es el mismo que en cualquier otra escuela, aunque hay una preponderancia del trabajo manual, con el objetivo de que los niños y niñas adquieran habilidades que puedan serles útiles en el futuro. “La estrategia fundamental es el taller. Buscamos que se trabaje desde el hacer porque esa es una de las formas más fáciles de acceso al conocimiento”, explica Alba Sosa, directora de la escuela.

Los niños plantan y cosechan vegetales en un invernáculo que hay en el centro educativo. “Lo que cosechamos se vende entre el personal y también lo utilizamos para abastecer el comedor. A ellos les gusta saber que están comiendo algo que ellos mismos plantaron. Es un logro”, dice Raúl, responsable del taller agrario. También tienen talleres de cocina y bijouterie, y tienen actividades físicas dos veces por semana.

El objetivo de la escuela 204 no es la formación laboral, pero los docentes y la directora explican que la capacitación es importante, porque difícilmente estos niños puedan ingresar al liceo o la UTU. La falta de habilidades sociales los acostumbró a estar siempre muy controlados, realizando sus tareas en grupos pequeños. “Lo que intentamos es darles herramientas para ver si desde lo laboral ellos pueden insertarse en algún taller porque es lo que posiblemente puedan lograr”, dice Sosa.

Todas las actividades se realizan en pequeños grupos, para evitar eventuales peleas y en caso que ocurran, controlar lo mejor posible la situación. En cada una de las salidas, los niños aprenden cuestiones como saludar a las personas con las que interactúan y evitar los insultos. La directora cuenta que la experiencia ha sido positiva. “Si un niño no viene bien puede haber alguna situación de violencia con otro niño. Es como una cadena porque se van contagiando. Costó hasta que logramos estabilizarlos”, dice Sosa. “Lo nuestro es volver a empezar todos los días. Te frustrás muchísimo porque de repente lograste una estabilidad y dentro de un rato volvés a empezar”, concluye.