
En los últimos años, el fútbol femenino ha tenido un crecimiento vertiginoso. Hasta no hace mucho no existían competiciones oficiales, pero un poco a instancias de la FIFA, que está invirtiendo en infraestructura y la organización de torneos en diferentes países, y otro poco por la propia voluntad de las jugadoras, el fútbol femenino se ganó un lugar en las competiciones deportivas de nuestro país.
Hoy, tanto la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), como la Organización Nacional de Fútbol Infantil (ONFI), e incluso la Liga Universitaria de Deportes (LUD), tienen sus respectivas ligas femeninas.
A nivel infantil, unas 1600 niñas juegan al fútbol en unos 30 cuadros, en categorías sub 11 y sub 13, explica Héctor García, presidente interino de ONFI. Los prejuicios y los rechazos son parte del juego.
“Son las niñas que están más en el hogar, todavía, y cuando les plantean a los padres por primera vez que quieren jugar al fútbol, éstos las convencen de que no, que hagan patín o gimnasia”, cuenta a su vez Jorge Burgell, coordinador del departamento de niñas de ONFI y entrenador de las selecciones nacionales femeninas mayor y sub 17. A nivel de AUF, asegura, hay “apoyos de unos y retracciones de otros”.
Agustina Pereyra, jugadora de la sub 16 del club City Park, respaldó lo dicho por Burgell. Contó que cuando era más chica, su madre no la dejaba jugar al fútbol: “decía que era para varones”. “Ahora abrió la cabeza, me acompaña a todos los partidos (…) Mi padre siempre me apoyó en ese sentido”, dice.
Aun cuando el crecimiento ha sido notorio, las resistencias se dejan ver en varios aspectos. Uno de ellos tiene que ver con la infraestructura. Los clubes profesionales, por ejemplo, no prestan a las mujeres, las canchas que sí ceden para sus planteles masculinos juveniles. “Si ves la dirigencia de los clubes, son todos hombres. Es muy difícil que se pongan en el lugar de las mujeres y reivindiquen nuestros derechos. Un hombre no va a hacer eso, salvo que esté muy comprometido con la causa”, opinó Gabriela Mathieu, quien integra la directiva de la Unión de Futbolistas Amateurs (UFA).
El sueño de jugar en la selección, entre las jugadoras, es tan fuerte como el de sus colegas varones. “Yo estuve entrenando en la selección y fue una experiencia re linda. Veía imposible llegar a una selección uruguaya y llegué (…) Si es el sueño de todas, hay que luchar por eso”, dijo Agustina.