La idea de un Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) nació en el año 2010 con el objetivo de garantizar el cuidado de determinados sectores de la población en los que se detectaban carencias al respecto: niños y niñas de 0 a 3 años, adultos mayores dependientes y personas con discapacidad.
También se apuntaba a jerarquizar la formación de los cuidadores y mejorar la calidad del servicio que brindaban las instituciones de cuidados.
Pero aunque la creación del SNIC fue una de las apuestas más fuertes del actual gobierno, el mismo no ha tenido el apoyo –ni económico, ni político- que se esperaba, de acuerdo a las expectativas que su creación había generado. Un proyecto de ley se anunció para 2012, pero también quedó en la nada.
“Hubiera querido alcanzar más”, reconoce Andrés Scagliola, director de Políticas Sociales del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), en referencia a lo destinado por el gobierno para este rubro en la última Rendición de Cuentas. De los 50 millones de pesos solicitados por el Mides, se otorgaron tan solo 20.
No obstante, Scagliola consideró que hubo avances en la materia. Como ejemplo mencionó la puesta en marcha del programa de CAIF inclusivos, por el cual unos 20 niños con discapacidad que concurrían a estos centros en Montevideo y Artigas, estuvieron a cargo de cuidadores que hicieron un seguimiento de su integración. Agregó que se continúa trabajando en el cuidado en primera infancia de los hijos de las familias ubicadas en el primer quintil de ingresos. Finalmente, mencionó la apertura de varios centros CAIF. Aunque no se llegará a la meta del Mides, de abrir 100 nuevos centros, Scagliola estimó que se alcanzará a cubrir a las familias que se encuentran en las peores condiciones de pobreza.
Desde las organizaciones sociales también reconocen los avances en la materia, pero entienden que se trata de “acciones puntuales que no necesariamente remiten o se ordenan en lo que fue la conceptualización que el propio gobierno aprobó del sistema”, según explicó Clara Fassler, una de las responsables de la Red Pro Cuidados.
Uno de los puntos más criticados fue el “silencio” que siguió al anuncio de creación del SNIC, en el que no existieron comunicados oficiales que dieran cuenta del desarrollo de la iniciativa. “Uno de los riesgos que veíamos era la posibilidad de que en este tema se hubiera avanzado desde el punto de vista del diseño y que luego no hubiera voluntad política para implementarlo”, señaló Fassler.
La Red Género y Familia Cooperativa (RGFC), de la que Fassler es coordinadora, está conformada por organizaciones de usuarios, feministas, de jubilados y especialistas, así como por instituciones que se dedican a brindar cuidados. El objetivo fue convertirse en interlocutor del Estado, tanto para dinamizar la comunicación entre el gobierno y la sociedad civil, como para monitorear las políticas sobre el tema.
La RGFC emitió un comunicado al respecto, donde expresa su preocupación por la falta de un enfoque integral. “No se advirtió la existencia de una planificación estratégica con etapas y plazos que contemplen los aspectos de diagnóstico, monitoreo y regulación de los servicios existentes”. Para la Red, uno de los asuntos más urgentes es la falta de una ley de creación del SNIC.
Para Fassler, “son muchas las interrogantes a responder antes de hacer andar el sistema”. “No es que estemos en desacuerdo con que se hagan cosas, estamos en desacuerdo con que se hagan cosas que no sabemos qué destino y sustentabilidad tienen o a cuánta población van a llegar”, concluyó.