Cada cinco minutos un niño o niña muere como resultado de la violencia. A pesar de la creciente condena de la violencia por parte de la comunidad internacional y la también creciente legislación, políticas e instituciones para protegerlos, la violencia sigue siendo una dura realidad en la vida diaria de muchos niños y niñas.
En su núcleo, la violencia contra los niños y niñas refleja un desequilibrio y abuso de poder entre los niños, niñas y los abusadores que se utiliza para causar daño. La violencia sucede en todas partes: cruza los continentes y las culturas, está en nuestros hogares, comunidades e instituciones y con frecuencia queda en la impunidad.
Los niños y niñas sin cuidado parental o en riesgo de perderlo enfrentan un algo riesgo de violencia, abuso y negligencia. Los niños y niñas que crecen en acogimiento alternativo han experimentado con frecuencia la violencia en el pasado, ya sea por parte de sus familias o comunidades y como consecuencia tienen tendencia a aceptar la violencia o están en riesgo de convertirse ellos mismos en agresores – la violencia engendra violencia, este ciclo vicioso debe tener un final.
Los niños y niñas que huyen de la guerra y de los conflictos enfrentan el riesgo de violencia y explotación, especialmente cuando huyen sin la compañía de padres y tutores. De acuerdo con Europol, por lo menos 10.0001 niños y niñas migrantes han desaparecido después de llegar a Europa y se teme que hayan caído en las manos de organizaciones mafiosas de tráfico de niños y niñas.
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) garantiza que los niños y niñas en todas partes tienen derecho a estar libres del miedo, la presión y todas las formas de violencia. Al adoptar la Agenda a 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, los gobiernos del mundo han establecido metas ambiciosas para finalizar todas las formas de violencia contra los niños y niñas al año 2030. Como participante en la Alianza Global para poner Fin a la Violencia contra la Niñez, hemos unido fuerzas con los actores involucrados de todo el mundo para alcanzar esa ambición.
Este documento examina los riesgos que enfrentan los niños y niñas, lo que puede y debe hacerse para combatir la violencia y cómo nuestro trabajo contribuye con este esfuerzo. Esto destaca la importancia de poner fin a la violencia y su impacto devastador en los niños y niñas sin cuidado parental o en riesgo de perderlo.
Estamos convencidos que la manera principal deproteger a los niños y niñas es mantener unidas a las familias. Cuando esto no sea posible, el afecto seguro hacia un cuidador afectuoso y no violento es un factor protector importante para mitigar los efectos de la violencia y ayudar a construir la resiliencia. Nuestro enfoque centrado en los niños
y niñas y basado en las relaciones en nuestro trabajo con los niños y niñas, familias y comunidades ha tenido resultados positivos.
Necesitamos mejorar nuestros esfuerzos ya que cada cinco minutos un niño o niña muere como resultado de la violencia – en nuestros programas y juntos con nuestros aliados locales e internacionales – para hacer que las sociedades sean más seguras para los niños y niñas. Debemos alzar nuestra voz para condenar la violencia y cerrar las brechas en la legislación de protección infantil.