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Estudio de la UdelaR y la UM sobre relación de pares en liceales y escolares

La Universidad de la República (Udelar) y la Universidad de Montevideo realizaron un estudio en liceos de diferentes barrios de Montevideo para determinar la magnitud del acoso escolar o bullying entre adolescentes. Se realizó una encuesta a 203 estudiantes de segundo año de liceos de contexto socioeconómico bajo y a 333 alumnos de liceos privados de contexto socioeconómico alto.

Una de las conclusiones finales a las que llegó el estudio “Acoso escolar en instituciones educativas de Montevideo situadas en diferentes contextos socioeconómicos”, es que el bullying no es propiedad de los sectores más deprimidos de la sociedad, sino que se da similarmente en clases altas, medias y bajas.

El 45% de los adolescentes de estratos sociales altos y medios sufre o ha sufrido acoso escolar, mientras que en las clases más vulnerables las víctimas llegan al 42%. Las zonas elegidas para aplicar el estudio fueron: la zona oeste de Montevideo, próximas al Cerro y los barrios Unión, Prado y Carraco.

Fernando Salas, licenciado, magister y docente de la Udelar, y uno de los autores del estudio afirmó que “llama la atención los niveles similares de adolescentes que declaran haber sido víctimas o acosadores en los contextos socioeconómicos bajos, medio y alto. Esto quiebra la percepción común de que las instituciones educativas ubicadas en contextos medios y altos son inmunes a esta problemática”.

El bullying implica agresiones, ya sean verbales o físicas, insultos o golpes que se dan de forma reiterada y sistemática con el fin de agredir a una persona que se encuentra en una situación de “asimetría de poder, que por lo general es solitaria y se mantiene aislada del grupo.

La agresión puede darse en el propio salón de clases, en el patio, en el baño, en los corredores o de camino al centro de estudios. Las redes sociales y los mensajes de textos son otros escenarios para las agresiones.

Según el estudio la violencia psicológica sufrida por adolescentes de clase socioeconómica alta asciende a un 83%, mientras que en los contextos bajos esta cifra aumenta al 92%. La agresión física también es mayor en los contextos vulnerables, llegando a un 48% mientras que en las clases medias y altas es de 35%. En cambio la violencia sexual es mayor en los contextos altos alcanzando el 6%, en las estratos más deprimidos llega al 4%.

Otro dato impactante que muestra la investigación es que el 28% de las víctimas no pide ayuda porque dicen “Estar acostumbrados”, “no son buchones”, “no quieren preocupar”, “no quiero involucrarlos”, “me da vergüenza” y “me puedo defender solo”. Las víctimas de las agresiones muchas veces no recurren a nadie para solucionar el problema y se genera una “naturalización del problema, se creen responsables y merecer la agresión.

Cuando acuden a alguien en busca de ayuda, acuden a sus  compañeros de clase (50%), a algún familiar (38%) y a un adulto del centro educativo (33%).

Fernanda Lozano, profesora del departamento de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Udelar, quien también participó del estudio señaló que “los adolescentes que pueden romper el silencio y solicitar ayuda posteriormente logran que la situación mejore”.