En Uruguay hay 47.799 niños, niñas y adolescentes con discapacidad, lo que representan el 5,6% de la población total y un 9,2% de la población con discapacidad. Estos datos fueron presentados recientemente por Unicef junto con el Instituto Interamericano sobre Discapacidad y Desarrollo Inclusivo (IIDI).
Según estos datos la discapacidad se incrementa con el aumento de la edad entre los 0 y 14 años y desciende a partir de los 15 a 17 años. Donde se registran los índices más altos de niños, niñas y adolescentes con discapacidad es en el rango de 10 a 14 años, alcanzando un 8%.
El tipo de discapacidad que más se presenta en menores de 18 años es la intelectual. 23.472 niños y adolescentes entre 6 y 17 años tienen discapacidad intelectual moderada o severa. En segundo lugar encontramos las discapacidades visuales, alcanzando a 19.885 menores de 18 años. Las discapacidades auditivas ocupan el tercer lugar, 6.375 niños y adolescentes tienen esta discapacidad, de ellos 1.500 demuestran mucha dificultad auditiva o son completamente sordos. Las dificultades físicas alcanzan a 6.274 niños, niñas y adolescentes de entre 2 a 17 años.
Si bien los datos revelan que en todos los rangos de edad la discapacidad está más presente en el sexo masculino que en el femenino, las niñas y adolescentes mujeres se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad frente a la violencia y abuso sexual. Unicef reclama mayor protección y acciones estatales para la prevención de situaciones de violencia hacia niños, niñas y adolescentes con discapacidad.
Además el informe revela que si bien se han realizado obras urbanas y en instituciones estatales para facilitar el acceso de personas con discapacidad, falta todavía mucho camino por recorrer en cuanto a la accesibilidad. “Uruguay se encuentra aún dando los primeros pasos en este aspecto, que resulta esencial para hacer posible la participación de todos y lograr equidad y la inclusión social” señala el informe.
El 87,3% de los niños y adolescentes entre 4 y 17 años con discapacidad asiste a algún centro educativo, pero a Unicef le preocupa la inclusión de estos jóvenes a la educación secundaria. “La transición entre educación primaria y secundaria representa, hasta ahora, un límite infranqueable para la mayoría de los niños y adolescentes con discapacidad” concluye el informe.