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Juguetes y orientación sexual

“¿Es para varón o niña?”, es la primera pregunta que escucha el cliente cuando entra a una juguetería. Azul para los niños, rosado para las niñas. Pelotas de fútbol, autos y muñecos de acción para ellos; utensilios de cocina y muñecas para ellas. En estas épocas de festejos y regalos navideños, los estereotipos de género se potencian

Y los adultos son los primeros en reproducir estos estereotipos a la hora de elegir los regalos para los más pequeños.

“No tiene nada que ver el juego con la orientación sexual”, asegura Carmen Beramendi, directora en Uruguay de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. “Lo que hay detrás separa los mundos masculinos y femeninos es la homofobia”, sentencia.

Para los expertos no hay condicionantes genéticos que lleven a un niño a elegir un juguete tradicionalmente vinculado a su género.

Patricia Píriz, maestra y tallerista de Educación Sexual, considera que a partir de la adquisición de esos roles, hombres y mujeres comienzan a transitar caminos distintos ya desde la niñez. La docente pone como ejemplo cuando en clase, asigna tareas “supuestamente” femeninas a los varones. “Cuando se les pide tomar a un muñeco que simula un bebé y le deben poner una blusa, demoran horas”, dice, y comenta que muchas veces los niños ni siquiera quieren agarrar una muñeca.

“Antes de los cinco años los niños tendrían que explorar con todo tipo de juguetes”, dice Píriz. Es durante esos años que los niños fortalecen su identidad, por lo cual “es bueno que puedan seleccionar qué les gusta más según los colores, las texturas, el peso”. Y agrega que, en la medida de lo posible, “el adulto acompañe ese proceso jugando con el niño”.