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Señal de alarma

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 8.8% de los niños que viven en Sudamérica (cerca de 13 millones) trabaja y la mayoría, el 6.8% -casi 10 millones- realiza trabajos “peligrosos para su integridad”.

Las cifras provienen del informe “Medir los progresos en la lucha contra el trabajo infantil”, que el organismo dio a conocer esta semana.

Para la OIT, el trabajo infantil es aquel realizado por niños de entre cinco y 14 años –o entre cinco años y la edad mínima en cada país- y el que realizan quienes tienen entre 15 y 17 años y cuyo trabajo es considerado peligroso.

Si bien la cantidad de niños que trabajan disminuyó en 1.6 millones desde el año 2008, aumentó la de aquellos que realizan trabajos peligrosos, pasando de 9.4 a 9,6 millones en el mismo período.

“Esta situación nos manda una señal de alarma, porque ocurre en una región del mundo donde ha habido un largo ciclo de crecimiento económico que ha impactado positivamente en los indicadores laborales, y sin embargo no logramos reducir el número de niños en trabajo peligroso”, dijo la directora regional de OIT para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco. Tinoco consideró “inadmisible” que los niños estén expuestos a trabajos “peligrosos” que “comprometen en forma directa su integridad física y mental”. “Es cierto que ha habido avances en los últimos años, pero en la región aún hay más de 12 millones de niños que ven seriamente comprometido su futuro. Tenemos una deuda con esos niños”, indicó.

La directora regional de la OIT dijo que es necesario invertir en mejorar la calidad de la educación y en medidas para retener a los niños hasta los últimos años, que es cuando tiene lugar el “momento crucial de la transición escuela-trabajo”, donde se definen aspectos sustantivos del futuro laboral de esas personas. Agregó que para ello hace falta “voluntad política” y un “diálogo social entre los actores de la economía real”, así como “un compromiso mayor de la sociedad para respaldar medidas efectivas y audaces”.

A nivel mundial, se estima que trabajan unos 168 millones de niños en todo el mundo. Poco más de la mitad –unos 85 millones- en actividades peligrosas. La OIT manifestó que no será posible llegar a la meta de erradicar las peores formas de trabajo infantil para 2016, ni para la región, ni a nivel mundial, por lo que se vuelve “necesario redoblar el esfuerzo para enfrentar el ‘núcleo duro’ de este problema”.