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Normativa vigente respecto al trabajo infantil

Controlar que se cumpla la normativa vigente respecto al trabajo infantil es un trabajo difícil para las autoridades. Más si se trata del ámbito rural. Falta de inspectores, negligencia de los empleadores, y hasta una suerte de “consenso” cultural, que no ve con malos ojos que niños, niñas y adolescentes menores de 15 años, trabajen, ya que trabajar “hace bien”, o “el trabajo es salud”, conspiran contra el efectivo cumplimiento de la ley. El propio presidente electo, José Mujica, expresó su intención de impulsar un proyecto de ley que permita a niños y niñas de entre 10 y 12 años, trabajar. Para Mujica, “es mucho más digno” que estos niños y niñas trabajen, “a que tengan que salir a pedir por ahí”. Desde el Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU), se recordó a Mujica que Uruguay adhiere a las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo, que establecen que ninguna persona menor de 15 años puede trabajar. Existen sí, casos especiales, que habilitan la realización de algunas tareas que no impliquen riesgo a la salud, ni el abandono de los estudios. Entre las prohibiciones, se incluyen: el manejo de maquinarias; trabajo a caballo, manipulación de cargas pesadas; una jornada laboral que exceda las seis horas diarias, entre otras.

 

Pero para mucha gente, incluida el sindicalista Dardo Pérez, del Sindicato Único de Trabajadores de Arroz y Afines (Sutaa), “el trabajo es cultura”. Según Pérez, “los chiquilines que son criados en el campo tienen que aprender a hacer las tareas de la casa, de la campaña, y se aprende en la práctica”, justifica. Y agrega que “el gurí tiene que aprender a manejar un tractor”.

 

Precisamente un tractor fue lo que le quitó la vida a un adolescente de 16 años, el 12 de junio del 2008, fecha en que se conmemora, paradójicamente, el día de la lucha contra el trabajo infantil. Andrés Briozzo, presidente del Movimiento de Productores Rurales de Colonia, coincide con Pérez, y entiende que “el trabajo es bueno”, aún para un niño, ya que, asegura, “si no se acostumbra a un gurí a trabajar desde chico, difícil que después de los 18 se le pegue el hábito”.

 

Según Graciela Pardo, del Comité para la Erradicación del Trabajo Infantil, “hay que trabajar con la reglamentación en la mano y operar un cambio cultural. Estamos acostumbrados a escuchar que el trabajo es bueno, ayuda a crecer, independiza. Pero Uruguay determinó que (se puede trabajar) sólo a partir de 16 años –por la obligatoriedad escolar- y solo para cosas livianas como limpiar o alimentar gallinas. Cortemos con el arraigo de la mentalidad de ‘todo trabajo es bueno’”.

 

(El País, César Bianchi, págs. 8-9; 30/01/2010)