Entrevistado por el diario La República, el director del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), Ruben Villaverde, habló sobre la actual situación de los centros de privación de libertad, el impacto de la ley que establece una pena mínima de doce meses para los adolescentes que cometan delitos graves y las características que debería tener el sistema de privación de libertad.
Para Villaverde “existen problemas en la calle, que debemos evitar se diriman o potencien” en el Sirpa. Por ello, consideró, que “evitar la deserción del sistema educativo en cualquiera de sus tramos debería ser un imperativo de corto plazo”. “El Sirpa puede mejorar en forma permanente y así debe ser, pero hay que trabajar para detener el ingreso constante de nuevos infractores”, señaló.
Sobre la ley que entró en vigencia días atrás, el jerarca consideró que un año de privación de libertad “es un tiempo prudencial desde el punto de vista del trabajo que hay que hacer con el adolescente”, que está enfocado en que éste adquiera “hábitos que le permitan retornar a la sociedad”, y “trabajar fuertemente las redes que pueden vincularlo con su medio”. Respecto a un eventual colapso del sistema, Villaverde consideró que “en principio” esto no ocurriría, ya que “ingresó un buen número de personal que nos permite atender las necesidades de los adolescentes”.
Respecto al régimen de los centros de privación de libertad, el director del Sirpa opinó que éste “debe estar abocado a la formación del concepto de las conductas” que llevaron al adolescente a ese lugar. Explicó que en la mayoría de los casos es “desconocido” por el joven “el daño que provoca y el disvalor de su conducta”.