Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 48% de los niños que trabajan en América Latina y el Caribe, lo hacen en el sector agrícola.
La OIT define el Trabajo Infantil como aquellas tareas “que privan a los niños de sus niñez, su potencial y su dignidad, y que por ende resultan perjudiciales para su desarrollo físico y psicológico”.
En Uruguay, los trabajos realizados por niños en el ámbito rural, son considerados de alto riesgo para su vida; las medidas de seguridad son mínimas y sus remuneraciones son significativamente menores que las que reciben los adultos por las mismas tareas. Según César Rodríguez, delegado del Sindicato de Peones de Estancia, la situación ha sido denunciada por la gremial.
Rodríguez explicó que hay un “doble discurso” sobre el tema, ya que si bien tanto los empleadores como las familias argumentan que es un “aprendizaje” para los niños y que “antes que ande por ahí” es mejor que trabaje. Pero “se le paga la mitad que a un adulto”, apuntó.
Agregó que el año pasado, la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines denunció ante la Dirección Nacional de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la situación de precariedad en la que trabajaban tres adolescentes. Tras inspeccionarse algunos locales, se constató que adolescentes menores de 15 años estaban en un establecimiento “sin baño, sin camas, sin calefacción y sin agua potable”. “Habitualmente (a los adolescentes) se les asigna manejar un tractor como una tarea inocua, sin brindárseles capacitación ni seguridad”, indicó Rodríguez. El dirigente dijo que de acuerdo a datos del Banco de Previsión Social, esta tarea está asociada a “accidentes graves, con lesiones permanentes, con pérdidas de miembros”.
A su vez, señaló que la ganadería extensiva es el sector “representativo” del trabajo infantil, ya que “es la población más dispersa, la más difícil de fiscalizar y la menos visible”. El principal problema, opinó Rodríguez, es que el trabajo infantil en el ámbito rural, “está naturalizado”.