ELEMENTOS PARA TOMAR EN CUENTA DURANTE LA COBERTURA PERIODÍSTICA


→ Histórico No es un fenómeno nuevo, existió a la largo de la historia de la humanidad. Los episodios de violencia doméstica se van haciendo públicos y van trascendiendo el ámbito privado al cual estaban reservados. En la medida que se amplía y diversifica la noción de derechos, los hechos de violencia contra personas, independientemente del ámbito en el que se den, pasan a ser 'asunto público' en tanto afectan derechos humanos.

→ Es un problema social y de seguridad ciudadana La violencia doméstica no es un problema privado entre dos adultos, es una violación de derechos humanos que involucra al conjunto de la sociedad. Es, por lo tanto, un problema social y de seguridad ciudadana pasible de intervención.


→ Afecta a todos los sectores de la sociedad. La violencia doméstica existe en todas las clases sociales y en todos los contextos socioculturales.

→ Complejo y multicausal La violencia doméstica debe comprenderse en el marco de un conjunto de aspectos sociales, económicos, psicológicos, sanitarios, culturales y jurídicos.


→ Los actos de violencia no son hechos aislados Aunque un primer episodio de agresión en el marco de una relación de pareja pueda parecer aislado o azaroso, la violencia doméstica constituye un conjunto de hechos que responden a las diferentes fases de un ciclo cuyas etapas pueden presentarse de forma regular o en períodos separados en el tiempo y que, por lo general, son de intensidad creciente, dando lugar a una escalada de violencia.

→ La violencia no se termina si la mujer abandona a su pareja Si bien en algunos casos puede ser así, en general la separación puede provocar más violencia. De hecho, las cifras oficiales muestran que un 45% de las víctimas mortales por violencia doméstica se había separado del agresor.


→ Las mujeres no son responsables de la violencia Expresiones como “se lo buscaron” o “algo hicieron para provocarlo” trasladan a la víctima la responsabilidad de los actos de violencia.
En cambio, la conducta violenta siempre es responsabilidad total y absoluta de quien la ejerce.
Aunque la conducta de una mujer provoque el enojo de su pareja, esto no justifica el maltrato.

→ La violencia no es sólo física La psicológica o emocional, la sexual y la patrimonial también son formas de violencia. Estos cuatro tipos de violencia están previstos en la legislación nacional (Ley 17.514).


→ Las drogas y el alcohol no son causantes de la violencia El consumo de sustancias sicoactivas legales y no legales puede constatarse en varios casos. No obstante, no constituyen la causa de la violencia doméstica. Deben ser considerados como factores desencadenantes o factores de riesgo.

→ Los hombres violentos no necesariamente tienen alguna enfermedad mental Algunos agresores pueden presentar alguna patología psiquiátrica. Sin embargo, el ejercicio de la violencia doméstica por parte de los hombres está vinculado a lo que entienden como su derecho natural de dominio sobre su pareja mujer.


→ La conducta violenta no es innata en los hombres La violencia es una conducta aprendida en el funcionamiento social, en una cultura que la acepta como una manera válida de resolver conflictos. No todos los hombres son violentos.


LA CRÓNICA PERIODÍSTICA

En la medida que el lenguaje construye realidad y que ésta es fundamentalmente mediada y presentada en las sociedades de masas por y a través de los medios de comunicación, el enfoque y los términos que los cronistas utilicen para abordar el tema se torna crucial. Por lo tanto es importante tener en cuenta los siguientes puntos:

→ Tratar la violencia doméstica como una violación de los derechos humanos y un atentado contra la libertad y la dignidad de las personas



→ Evitar el sensacionalismo y el morbo
Expresiones como “cadáver ensangrentado”, “luctuoso hecho”, "sangriento homicidio", son valoraciones que no necesariamente comportan interés periodístico. Las descripciones detalladas y/o exacerbadas de los hechos de violencia, no contribuyen a una comprensión de la temática ni revisten valor informativo. Estos enfoques priorizan aspectos secundarios y distraen la atención de una comprensión más integral de estos delitos.



→ No justificar ni buscar razones a la violencia
Debe quedar claro quién es el agresor y quién es la víctima y evitar un lenguaje que sugiera que la víctima es culpable o provocó la agresión. No existe ninguna razón ni justificación que valga para violentar a las mujeres. Al utilizar expresiones como “la mató por celos”, “había estado ingiriendo alcohol”, “tenía problemas con las drogas”, “ella tenía un amante”, “él estaba fuera de sí”, “tenían serias diferencias” o similares, se puede caer en la defensa de los agresores y de sus actos e incluso puede presentar al agresor como disculpado por lo ocurrido. También promueven la revictimización y pueden hacer que ellas sean vistas como responsables de las agresiones. Estos hechos forman parte de la información, pero no debe confundirse lo anecdótico con las verdaderas causas.



→ No presentar las agresiones a las mujeres como situaciones aisladas
El homicidio perpetrado por el agresor a su pareja o ex pareja es el desenlace de una historia de violencia 1 que se inició meses o incluso años atrás. Evitar enfocar la noticia en hechos aislados y enmarcar la violencia doméstica en un conjunto de episodios de violencia progresivos y sostenidos en el tiempo contribuye a informar adecuadamente sobre la complejidad de la problemática. A su vez, esto puede ayudar a que las personas puedan advertir situaciones de violencia doméstica en su entorno a tiempo.



→ Sobre el agresor
Debe respetarse siempre la presunción de inocencia. Resaltar los aspectos físicos o agradables del agresor (“es un buen vecino”, “trabaja todo el día”, “es un buen profesional”) puede hacerlo parecer como disculpado por sus actos de violencia. Los agresores suelen ser personas “normales”, son socialmente seductores y tienen un discurso coherente. Informar con un perfil que dibuje su conducta y deje claro que sus agresiones nunca tienen justificación puede alertar a las mujeres sobre las situaciones de riesgo.



→ Sobre la víctima
Las personas víctimas de una situación de violencia doméstica suelen tener un discurso confuso, visualizan como normal lo que les ocurre, piensan que no es tan grave, sienten miedo y culpa, no imaginan alternativas o una salida. Realizar valoraciones sobre sus atributos (“la hermosa joven”) o sus acciones (“tenía un amante”, “lo había dejado volver”, “lo dejó entrar a su casa”) puede contribuir a culpabilizarla de lo ocurrido. Si la víctima sobrevive debe respetarse su intimidad y ellas deben decidir si quieren ser identificadas por su nombre. Al informar siempre es central pensar en el 'día después': qué pasará con la víctima cuando ya no sea noticia. Esto puede orientar la forma de presentación de la misma a la hora de elaborar la nota.



→ Informes especiales
Por fuera del hecho puntual del homicidio por violencia doméstica puede abordarse la problemática desde otros enfoques: capacidad del sistema judicial para dar respuestas a la problemática, detección y prevención en las instituciones de salud, funcionamiento de los servicios estatales de atención, los avances y las dificultades en la aplicación de políticas públicas, buenas prácticas, testimonio de mujeres que lograron salir del ciclo de violencia, u otros tantos enfoques de las múltiples aristas del problema.



→ Evitar estereotipos de género
En términos generales y no sólo en la cobertura de casos de violencia doméstica, los medios de comunicación deben evitar difundir valores que refuercen los estereotipos sexistas, a través de los cuales se legitiman los mandatos sociales diferenciados para varones y mujeres que sostienen la violencia de género.





1 - Ver apartado “Ciclo de violencia”.